Frente a los postulados de la Constitución de 1978, se produce con más frecuencia de lo tolerable la quiebra, cada vez más acentuada, del principio de igualdad de oportunidades, sobre el que deberían sustentarse la capacidad y el mérito en el acceso al empleo público y en la provisión de puestos de trabajo en las Corporaciones locales.

El carácter democrático de las entidades locales obvia en ocasiones que la Constitución Española también sanciona la naturaleza profesional de la Administración y su servicio objetivo a los intereses generales, apoyada en unos empleados cuyo funcionamiento imparcial debe estar garantizado, para lograr la confianza de los ciudadanos y una actuación eficiente, sometida a la ley y al Derecho.

En medio de una corriente que alcanza también a las diferentes instancias de los poderes del Estado, hoy en día florecen en las entidades locales nuevos puestos de confianza, que alejan al empleo público de la sociedad y lo convierten en botín de la fuerza gobernante.

El personal eventual, los directivos y la figura de la libre designación, que se analizan en esta obra, constituyen una clara muestra de cómo se ha incrustado la confianza política en las entidades locales, evidenciando hasta qué punto se han echado por tierra los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, de forma tal que es urgente retomar la senda constitucional y proceder a una reforma en profundidad de la función pública, porque lamentablemente en este orden de cosas el EBEP ha supuesto una oportunidad perdida.