La no erradicación de la reincidencia, el auge de la peligrosidad y el impacto social de determinadas figuras delictivas (como por ejemplo el terrorismo y la pederastia) han influido claramente en los últimos textos prelegislativos. El legislador de 2010 ha optado por soluciones dualistas (pena y medida de seguridad) para combatir el problema de los delincuentes imputables peligrosos. La figura prevista para dichos sujetos es la llamada "libertad vigilada", medida de seguridad no privativa de libertad cuyo cumplimiento se llevará a cabo después del de la pena, y que plantea desde su inicio muchos problemas. Quizás el más grave sea el diferente tratamiento que implicará su ejecución entre sujetos imputables peligrosos e inimputables y semiimputables. Todo ello nos obliga a analizar en profundidad la naturaleza, criterios de imposición y ejecución que influyen en la virtualidad práctica de esta nueva medida.