La organización de la Oficina judicial resulta una tarea de indudable complejidad. Además, la modernización de su funcionamiento mediante la progresiva utilización de nuevas tecnologías, la adaptación de la Justicia al Estado de las Autonomías, o los intereses del personal a su servicio formaban un conjunto eran aspectos de una misma realidad de difícil engranaje dentro un mismo marco; exige una regulación precisa elaborada desde una perspectiva global y de conjunto. Así, el nuevo modelo de oficina garantiza la independencia del Poder Judicial logrando al tiempo, una adecuada racionalización de los medios a su disposición (efectividad y reducción de gastos). De este modo, se detallan dos tipos organizativos diferentes: la Oficina judicial (categoría que engloba tanto a las unidades de apoyo directo como a los servicios comunes procesales) y las Unidades administrativas.