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En la sociedad actual coexisten diversos usos (alimentario, lúdico, terapéutico, religioso,...) de drogas (tanto legalizadas como ilegalizas) y diferentes tipos de consumidores. Los consumos de drogas son una realidad cambiante que engloba contextos sociales y modificaciones legales muy diferentes. Todas estas cuestiones influyen en la percepción que se tiene de este fenómeno social y en las respuestas dispensa das a quienes las consumen. Un número significativo de consumidores hacen usos de las sustancias sin especiales problemas con las mismas ni con el entorno social donde las consumen. Esta parte de la realidad no puede hacernos olvidar que en nuestra sociedad también existen personas que tienen serios problemas para realizar un uso responsable de las drogas. Una gran parte de las políticas sobre drogas, aun declarando un interés preferente por proteger la salud pública, no se han caracterizado precisamente por la defensa de las personas consumidoras, sino más bien han puesto las bases para un importante deterioro de la calidad de vida de muchos usuarios. En la presente legislatura, desde la Dirección de Drogodependencias del Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales, en clave de profundizar en los derechos de las personas consumidoras, sobre todo de las más vulnerables, se ha impulsado la creación de una sala de consumo higiénico y, también, hemos apoyado el uso terapéutico y uso compasivo de la heroína. La propuesta de Carta de Derechos de las personas Usuarias de Drogas tiene como objetivo fundamental concienciar -tanto a la población en general como a las diversas Administraciones- de la necesidad de reconocer, respetar y promover los derechos y las libertades de las personas consumidoras de drogas, especialmente, de las más vulnerables porque suelen recaer con mayor frecuencia sobre este colectivo la aplicación de las sanciones (penales y administrativas). Profundizar en los derechos y libertades de los consumidores de drogas, lejos de promover la inocuidad de este tipo de sustancias, supone un importante acicate para la desaparición de los efectos secundarios (consecuencia de la actual política en materia de drogas) y para realizar un uso responsable de las mismas.
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