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En el año 2002 el Área de Sociología de la Universidad de Almería firmó un convenio de Colaboración con la Agencia Andaluza del Voluntariado de Almería, perteneciente a la Junta de Andalucía, para realizar distintas actividades, entre ellas una investigación empírica, a través de la técnica de encuesta, para saber, en términos generales, el grado de vinculación de los universitarios almerienses con el mundo del voluntariado. El diseño del cuestionario y el trabajo de campo completo, incluida la codificación de los datos, con la supervisión de los profesores del área, lo realizaron nuestros alumnos matriculados en la asignatura de Sociología de la Educación del primer curso de Maestro. Hemos conseguido una de las reivindicaciones que con mayor virulencia se oyen desde todos los ámbitos, tanto académicos como profesionales e institucionales: vincular más la universidad con la sociedad, y estas prácticas así lo confirman al posibilitar dar a conocer a la sociedad cuáles son las claves del voluntariado universitario almeriense. Las políticas de prevención o predicción, y las más importantes, las de actuación efectiva sobre la sociedad, son funciones específicas bien del Estado, la Comunidad Autónoma o de los diversos entes locales. Creemos que los voluntarios en general con sus diferentes tipos de vinculación con organizaciones, asociaciones etc, tanto dependientes de instituciones gubernamentales como no gubernamentales y ONG, son una verdadera vanguardia del cambio social en un mundo cada vez más mundializado y globalizado y una esperanza para alcanzar unas mayores cuotas de solidaridad entre los individuos y entre los pueblos 1. Además, aunque la acción voluntaria no puede circunscribirse a un colectivo o grupo determinado en ninguna circunstancia, sí parece lógico indagar en un colectivo como el de los universitarios, que tradicionalmente ha sido, por sus características intrínsecas y en especial por su alta formación y cualificación, una guía que ha ido marcando las estrategias del cambio socioeconómico y cultural de los pueblos. Por otra parte, es también indicativo saber este dato en Almería por la característica de ser una de las provincias que mayor número de inmigrantes ha recibido en los últimos años, fenómeno paradigmático que requiere saber, aparte de otros datos que posibiliten una mayor y mejor organización y ejecución de las políticas migratorias, con qué número, real o potencial, de voluntarios se puede contar. Lógicamente esta cuantificación no es exclusivamente importante en el ámbito de la inmigración, ya que es uno más de los muchos campos de actuación que puede abarcar la acción voluntaria, pudiendo reseñarse por ejemplo, por la importancia que va a tener para la provincia de Almería los próximos Juegos del Mediterráneo del 2005, el realizado en el campo del deporte, además de otros como son las minusvalías, los mayores, las mujeres, los menores etc., es decir, con todos aquellos colectivos que requieran, tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales, de la solidaridad y el apoyo de los demás. El trabajo se ha estructurado en cinco partes, inicialmente diferenciadas para su más fácil interpretación, y una conclusión final con pretensiones conectivas entre las mismas. El ser o no voluntario, el haber realizado algún tipo de actividad o el confiar más o menos en los «demás» en general o en diferentes colectivos en particular etc., no puede considerarse como hechos o circunstancias que puedan ser consideradas aisladamente, sino dentro de un proceso social de múltiples interconexiones aunque teórica y empíricamente inabarcables. La primera parte está dedicada al diseño de una tipología del voluntariado a partir de sus diferentes actividades y las razones para llevar a cabo las mismas. Respecto de las actividades, se les preguntó si las habían realizado, no las habían efectuado pero alguna vez se lo habían planteado o no las habían hecho y nunca lo habían considerado. A partir de estos datos establecimos una tipología del voluntariado: los que dijeron que sí, los denominamos voluntarios propiamente dichos, a los segundos potenciales voluntarios y a los terceros, colectivo que nunca será voluntario. También ahondamos sobre cuáles eran las razones más notables por las que realizaban actividades de voluntariado, acciones que se enmarcaban dentro de diferentes ámbitos como son, entre otros, el solidario, «por un sentimiento de solidaridad con los pobres y los no privilegiados»; el humanitario, «contribuir a dar a los no privilegiados esperanza y dignidad», el altruista, «por pura satisfacción personal»; el moralista, «un sentido del deber, de una obligación moral»; el político, «para fomentar el cambio social o político»; el utilitarista, «para obtener nuevas cualificaciones y experiencia útil»; el comunitarista, «contribuir a mi comunidad local»; el relacional, «por razones sociales, para conocer gente»; el religioso, «creencias religiosas» o por último el laboral, «para obtener un trabajo remunerado». Lógicamente añadimos aquellas consideraciones para no ser voluntarios incluyendo características de orden consuetudinario en estos tiempos: falta de tiempo; idoneidad de la organización o ONG; falta de preparación; ausencia de interés; oposición a la acción voluntaria y por último, incapacidad para poder llegar a ser voluntario. Posteriormente se realizó un perfil del voluntariado a partir de los tres colectivos antes mencionados tomando como guía las variables, sexo, edad, identificación ideológica, clase social subjetiva y por último, facultad o escuela donde se encontraban matriculados.
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