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El ojo crítico y la boca a cremallera abierta de Carlos Rodríguez Braun resaltan las contradicciones, las falacias y las obviedades del pensamiento uniforme que agobia nuestra sociedad. Unos lo aclaman como preclaro defensor del espíritu emprendedor y otros lo denostan como contumaz fundamentalista del libre mercado, pero nadie ignora su ingenio y su humor. No pretende definir de forma objetiva y completa los temas y personajes seleccionados. Como caricaturista del pensamiento económico, el autor da con un trazo rápido la pincelada mordaz, el toque burlón, en el fallo que quiere rematar. Y para disfrutar el trasfondo hay que leerlo en conjunto, porque sólo se comprende la descripción de lesbiana si se lee la de liberal, o la de nazi si se repasa la de socialismo. El título de esta obra podría haber sido “Diccionario irónico de lo políticamente correcto”. Un libro que no pretende convencer ni hacer amigos, pero sí, hacer pensar
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