Hace ya bastantes meses que el Magistrado Ríos Salmerón tuvo la feliz idea de congregar, en una obra escrita, un conjunto de estudios sobre la Ley 22/2003, de 9 julio; en su concepción, primero debería de ofrecerse una exposición general y solvente acerca de las innovaciones que tal norma (junto con la LO 8/2003) comporta; reposando en esa Parte General, por así llamarla, se edificaría otra más específica y volcada hacia las repercusiones que el entramado normativo arrastra sobre las relaciones laborales y de protección social, entendidas en sentido amplio. Su generosidad le llevó a pedirme que compartiera con él la coordinación de la obra y, posteriormente, a que redactara esta Nota introductoria, cosa que pensé era inadecuada pero que he acabado asumiendo, en parte para justificar mi aparición en los créditos, en mayor medida para resaltar la enjundia de las páginas que siguen, así como para explicar su intrahistoria y emitir algún que otro juicio con a libertad que confiere no estar entre los autores.
Con Bartolomé Ríos compartí, eso sí, la responsabilidad de seleccionar el equipo de redactores, a quienes pedimos que cumplieran el encargo en un tiempo breve; pese a que a finales de enero de 2004 la práctica totalidad de la obra estaba cerrada, problemas personales de uno de los autores nos llevaron a demorar (ahora veo que en exceso) la entrega a imprenta; anecdóticas (e irritantes) dificultades logísticas (ajenas a la Editorial que nos cobija) convirtieron, más tarde, en una auténtica aventura el trámite de corrección de pruebas. Todo eso ha comportado un esfuerzo adicional de los colaboradores (para actualizar sus originales) y cierta desazón por la tardanza en el alumbramiento; sin embargo, quiero señalar que el entusiasmo de nuestro Editor (D. Francisco Ortiz, Director de Ediciones Laborum) no ha decaído en ningún momento y que, por otro lado y si bien se mira, la obra no está escrita para perder relevancia el día en que ha entrado en vigor la Ley Concursal, sino precisamente para aumentarla.