Decidido a establecer un ejército moderno y eficaz, Carlos III diseñó un plan que atendiera a la formación especializada de los mandos de los oficiales y a la configuración de un marco normativo que armonizara la inculcación en la tropa de valores como la obediencia, el sacrificio o el servicio, con la práctica profesional modelada de los hombres de armas en sus diferentes empleos jerarquizados.
El resultado fueron las "Reales Ordenanzas para el Régimen, Disciplina, Subordinación y Servicio de sus Exércitos", sancionadas en San Lorenzo el Real el 22 de octubre de 1768.

Este texto legal, célebre por su autoridad de contenido, reconocimiento y permanencia, no en vano ha resistido dos siglos de vigencia, se compone de dos tomos y ocho tratados con sus correspondientes títulos y artículos, completados e iluminados con interesantes láminas y dibujos sobre la formación y despliegue del batallón en orden de batalla, de parada y de fuego, mientras otras se refieren a los movimientos del escuadrón de caballería o a pormenorizar la funcionalidad del cuerpo de ingenieros.

Incluye una addenda elaborada por Antonio Alonso Molinero, General Director de la Academia de Artillería de Segovia, Sabino Fernández Campo, Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y Emiliano González Díez, Catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Burgos.

El facsímil se ha encuadernado en piel natural sobre tapa rígida.