Partiendo de la consideración de que los efectos de la inmatriculación son determinantes en la polémica monismo-dualismo hipotecario, y considerando que los argumentos corren riesgo de cristalizar, se ha buscado un método oblicuo de abordar el problema, y para ello se trata, por un lado, de abordar la consideración del inmatriculante como tercero, y, por otro lado, examinar los efectos de la inmatriculación respecto de otros terceros desde el origen del sistema. Con esta finalidad, se aborda el sistema de purga establecido en la Ley Hipotecaria de 1861 y se trata de analizar tanto respecto de qué terceros son los beneficiados por la purga como quiénes eran los terceros a quienes la purga afectaba eliminando sus derechos, enlazando el sistema de purga con la doble venta y con el análisis de un supuesto especial contemplado en el primitivo artículo 34 (la nulidad y, pese a ello, protección, del título inscrito en virtud de otro anterior no inscrito), para llegar, finalmente, a un análisis de quiénes son los terceros de mejor derecho a quienes no afecta la inmatriculación por expediente de dominio tras la Ley de 1946 como medio para resolver la controversia que hoy se plantea sobre el tercero del artículo 207 LH.