La Presidencia española del Consejo de la Unión en 2010 se presenta, sin duda, como la más compleja y determinante de las que ha ejercido España hasta la fecha. Corren tiempos económicos difíciles para Europa en su conjunto y yacen ante nosotros considerables desafíos. Dado el singular contexto institucional en el que, previsiblemente, se desarrollará la Presidencia española, el debate jurídico-doctrinal cobra más importancia que nunca. Siguiendo la vieja máxima latina ubi societas, ibi ius - a cada sociedad su Derecho -, hemos de ser conscientes de que la entrada en vigor del Tratado de Lisboa refleja una nueva etapa jurídica de la Unión Europea, y a España le corresponderá posiblemente la considerable tarea de poner en marcha los nuevos instrumentos jurídicos previstos en el Tratado y, en ocasiones, deberá dirigir los trabajos para dotar de forma y contenido a muchas de estas novedades institucionales. De ahí la necesidad del debate académico para encauzar, sobre una base científica sólida, el proceso constante de evolución institucional de la Unión Europea.