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En esta ocasión publicamos el libro de un autor sobradamente conocido. Desde principios de siglo la doctrina germánica a partir de LABAND se planteaba si cabía la posibilidad de que un poder fuese irrevocable en determinadas circunstancias. Aspecto éste de difícil solución a la hora de contestar positiva o negativamente a esta cuestión. En realidad, resultaba literalmente imposible resolverlo, porque el poder en sí mismo es un negocio jurídico unilateral, en cuanto que es celebrado por la sola voluntad del poderdante y sin contar para nada en absoluto con la aquiescencia o con la aceptación del apoderado. En estos supuestos la jurisprudencia zanjaba la cuestión sencillamente declarando nula la revocación fraudulenta, lo cual suponía un dislate porque no hay ningún poder irrevocable y porque el representante no puede tener nunca un interés jurídico en la subsistencia de la representación. La solución que aporta el autor es que, sin negar que todopoder es en todo caso revocable, impide notorios abusos en el ejercicio de la facultad revocatoria del representado que da un poder para una gestión en la que están interesadas otras personas y luego lo revoca impidiendo que se colmen tales intereses.
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