Los montes vecinales en mano común representan más de la cuarta parte de la superficie geográfica de Galicia; aparte de la estimable presencia de la institución en los territorios de Asturias, León, Santander y Zamora, para los que se crearon Jurados de clasificación por O.M. de 6 de mayo de 1975.
El trance histórico, emprendido a partir de la Compilación de Derecho Civil de Galicia de 1963, de reconocimiento y reintegración de estos montes a sus colectivos sociales propietarios, emancipándolos de la injerencia y, a veces, del expolio administrativo de siglo y medio largo, desencadenó un proceso de toma de conciencia acerca de estos bienes, basado en la convicción adquirida de su pertenencia privada y en el descubrimiento de los mismos como bienes económicos de alta consideración. A la par mostró la existencia de situaciones de crisis (deslindes, concreción de partícipes, rescate de espacios usurpados, corrección de errores del Jurado) y determinó la necesidad de deliberar sobre el destino que se ha de dar a