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La degradación del suelo, entendida de forma general como disminución de su capacidad para la producción de bienes y servicios o, en el caso de suelos agrícolas, como disminución de su productividad, constituye un problema ambiental global de primordial importancia. Entre los distintos tipo de degradación de suelos, la erosión y la degradación química –pérdida de nutrientes y salinización– se muestran como los procesos hoy dominantes a escala mundial, con amplísimas extensiones afectadas y una creciente atención por parte de los Gobiernos afectados y las organizaciones internacionales. En el área mediterránea, la salinización de suelos, usualmente asociada a la sobreexplotación de las aguas subterráneas, es un grave problema en numerosas áreas de regadío sometidas a estrés por insuficiencia de recursos hídricos. Dotaciones exiguas, irregularidad de aplicación, y riego con aguas de calidad inadecuada dan lugar, además de a efectos directos sobre las cosechas, a impactos ambientales sobre el medio edáfico que afectan a su calidad, conducen a su progresivo abandono y, en definitiva, arrastran a la insostenibilidad del regadío y al empobrecimiento del medio rural a medio y largo plazo. Con este trabajo, el Instituto Euromediterráneo del Agua pretende contribuir a un mejor conocimiento de los principales procesos de degradación, salinización y alcalinización que están actuando en el sector final de la cuenca del Segura.
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