Información adicional
Colección: Biblioteca de Filosofía del Derecho
Traductor/a Fernández-Alvar, Constantino
La ley mueve a obrar con rectitud. Mover a obrar, es según se desprende de lo dicho en otro lugar, propio de la voluntad. La ley, por lo tanto, más bien que acto del entendimiento, lo sera de la voluntad, como asimismo parecen indicarlo estas palabras del Jurisconsulto: La voluntad del príncipe tiene fuerza de ley.
Es propio de la ley mandar y prohibir. El mandato y la prohibición son actos imperativos de la razón, según ya expusimos. Por consiguiente, la ley es algo perteneciente a la razón.
La ley es una cierta regla y medida de los actos, que induce al hombre a obrar, o le retrae de ello.
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