Colección: Biblioteca de Filosofía del Derecho

Si reúno aquí varios artículos aparecidos recientemente, por lo que hace a su mayoría, en diversas publicaciones, es porque creo que ofrecen cierta unidad. Desde luego, unidad en el tema. Aunque versen sobre materias asaz diferentes, yendo desde la definición del Derecho hasta el estudio de problemas de Derecho constitucional y pasando por la familia, el procedimiento y el Derecho penal, todos conciernen al Derecho, entendido de manera muy amplia, y por eso pueden, quizá, interesar ante todo a los juristas y después a esa parte del público cultivado para quien el Derecho no ha dejado de parecer un reino misterioso y un tanto temible. Ahora bien, me he esforzado —y es este el segundo motivo que me ha impulsado a reunir esos cortos estudios— por integrar las cosas jurídicas en el vasto conjunto de las cosas sociales, de demostrar que fundamentalmente no se trata de cosas distintas e incluso que el Derecho es la actividad social por excelencia. Si se convence uno de esta verdad, resultará que el método que debe emplearse en materia jurídica no puede diferir respecto del utilizado en las demás ciencias sociales, con lo cual el Derecho viene a perder su carácter esotérico. Ese espíritu sociológico aplicado a los hechos jurídicos presenta una ventaja más, la de aproximar el Derecho a la vida. Los juristas se hallan demasiado inclinados a considerar como meramente técnicos los problemas que les incumben. Salvo excepciones, su horizonte no va más allá de los textos legales y de las colecciones de jurisprudencia. Una visión más amplia de los hechos jurídicos les permitiría romper esos estrechos cuadros y situar las cosas en su verdadera perspectiva. Siendo el Derecho un elemento —y, lo repito, un elemento esencial— de la vida social, no es en los libros donde conviene examinarlo, sino en la viva realidad.

Henri Lévy-Bruhl